jueves, 7 de mayo de 2020

SOLO ANTE... "WATCHMEN" (POST FINAL)

Ha pasado algún tiempo pero tenía que hacer una última reflexión sobre una de las mejores series de los últimos tiempos, aunque no haya tenido la repercusión que otras. Hablo de Watchmen, otro producto del bueno de Damon Lindeloff

Una vez terminada y bien "digerida", esta serie (más bien, miniserie) se puede definir como un producto casi redondo y con toques geniales a la altura una mente un tanto "perturbada". Una revisión del gran cómic de Alan Moore que no ha tenido en ningún momento la pretensión de ser una continuación, si no más bien un homenaje del original, aportando algunos aspectos nuevos y no queriendo nunca ser un remake o copia al uso. 

Lideloff nos presenta un futuro muy alejado en el tiempo del que vivimos en el cómic, por lo que tiene la libertad para poder crear un entorno nuevo con nuevos personajes, situaciones, etc. La sociedad que muestra no es la de los años 80, si no una que vive un "Nuevo Orden" que sólo se rompe de forma grave en una parte limitada del país (Tulsa). Es un terreno más manejable y que cambia los peligros globales por otros más locales, un contexto menos ambicioso pero igualmente complejo e interesante.

A partir de esa premisa,  la serie se aleja de los temas que trata el tebeo: no habla tanto de los superhéroes ni su esencia y los temas centrales son el racismo y la identidad. La protagonista absoluta es Sister Night, personaje marcado por el odio cuyo pasado se enlaza con el de los personajes creados por Alan Moore pero que poco o nada tiene que ver con ellos.

Aunque estaría bien matizar primero que Moore trató en su obra la identidad, pero yo la definiría como la identidad superheroica. Pienso que su Watchmen era una obra en la que se hacía un estudio sobre las consecuencias que tendría en la sociedad y en los propios superhéroes la existencia de los mismos. No era tanto una reflexión sobre las consecuencias de la ausencia de raíces o la persecución de la identidad (la identidad racial en el caso de la serie) como de la destrucción del  "mito" superheroíco al confrontarlo de una Humanidad cruel y envidiosa. Los personajes del tebeo tenían un pasado, se escondían por "gusto", hasta que eran devorados por sus personajes y por la sociedad, lo que marca las distancias con los códigos de la obra de Lindelof, que habla de la identidad personal perdida en una sociedad marcada por el odio racista (en la que los superhéroes ya no existen como tal.)

En la serie Sister Night es la excusa para hablar de superhéroes, pero a través de los ojos de su antepasado Justicia Enmascarada, personaje que sirve de vehículo entre el pasado y el presente. En esta trama (la mejor sin duda de la serie) Lindelof enlaza los temas de los que quiere hablar con los del cómic: la conversión de un policía negro y homosexual a justiciero de marras. En par de episodios se explica de forma magistral el nacimiento del justiciero, una eclosión fruto, ante todo, del odio y la ira y no de la bondad o la generosidad. En su caso Justicia Enmascarada se tiene que cubrir con una capucha por una razón distinta al resto de los superseres: es negro y la sociedad no aceptaría a un superhéroe negro. Lejos de las razones de los demás, él tiene que esconderse tras el traje por vergüenza, perdiendo su identidad con ello. Es decir, es ante todo, una condena. 

Angela Abar/Sister Night repite el mismo esquema; es otro personaje sin identidad y tiene que esconderse. Apenas conoce sus raíces y tendrá que luchar por recuperar su pasado y con ello, afianzar su futuro. En este caso se juega con el hecho de que ella sea también policía, pero los propios policías han asimilado el concepto de "justiciero", aunque sean justicieros con placa (algo novedoso), lo que supone en sí mismo una contradicción un tanto desquiciada. 


Después de sentar cátedra en los episodios de Justicia Enmascarada, Lindelof pasaba a la fase definitiva de su proyecto, en la que se ponían las cartas sobre la mesa, dejando al pasado (el cómic) de lado. A partir de ese momento llega la parte en la que Angela Abar descubre un "pastel" relacionado con su marido y asistimos a nuevo "juego de identidades".

La serie pasa a otro nivel (SPOILER) en el momento en el que aparece el Dr. Manhatan (presentado en otro episodio espectacular). El personaje que se hace de rogar pero surge para dar respuesta a alguna preguntas planteadas (como el destino de Ozzymandis). La explicación de la presencia del personaje en la Tierra es algo tramposa y polémica, siendo quizás lo más flojo de la historia

Para mis gusto lo que menos encaja es la "doble vida" del Dr. pero (SPOILER) su justificación para inmolarse no me parece una locura. Manhattan siempre fue un personaje maldito. Un hombre convertido en un "dios" que se da cuenta de que los humanos no están preparados para tener a un tipo así entre ellos. Unos los querrán como arma para matar al resto, otros lo odiarán y temerán por sus poderes y unos pocos lo querrán a su manera. En cualquier caso es obvio para él que nunca encajará y que su mentalidad humana (lo que quede de ella) tendrá que soportar la soledad, el olvido de los seres queridos... 

Luego tenemos a un Ozzymandys redimido por sus pecados del pasado. La versión del Ozzy envejecido y podrido que hace Lindelof es sencillamente genial. Los momentos de locura del tipo son impagables y el desenlace de la historia le devuelve un poco de su humanidad perdida, en una suerte de concesión a la bondad del ser humano (bondad entre comillas).

Podemos discutir si el final de Watchmen es el mejor de los posibles, pero sinceramente me parece lo de menos. Tras varios episodios maravillosos, la serie cierra su periplo sin dejar apenas cabos sueltos y con la sensación de que hemos asistido a algo especial y diferente, que hemos visto un producto valiente y sin complejos. Una serie distinta en todos los sentidos, no apta para todos los públicos y genial en por momentos. 

Probablemente me deje muchas cosas en el tintero. Seguro que el futuro volveré a hablar de esta serie, porque merece mucho la pena. Si no habéis visto Watchmen, ya estáis tardando...



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