En estos tiempos de dudas y algún temor nos queda el alivio del entretenimiento y la diversión que ofrece el arte. Y como toca quedarse en casita podemos aprovechar para ver series como Hunters, una propuesta atrevida y que llega de la mano de Amazon.
Hunters cuenta la historia de Jonah, un joven judío que lleva una vida normal hasta que se ve envuelto en una serie de sucesos escabrosos. El chico se ve será sumergido en una alucinante aventura en la que está en juego mucho más que su vida...
Hunters trata un tema espinoso y que siempre levanta heridas: el nazismo. En este caso el nazismo y cómo después de la II Guerra Mundial miles de criminales de guerra fueron acogidos en América y asimilados por el sistema como si nada. Todo en aras de aprovechar el potencial humano en contra del Comunismo, aún a costa de hacer la vista gorda con los crímenes cometidos.
En ese contexto aparece una sociedad clandestina que se dedica a cazar nazis de forma expeditiva, aplicando la doctrina del "ojo por ojo" sin ninguna duda moral. Esta organización esta dirigida por un superviviente de los campos de concentración que ha dedicado su vida a cobrarse venganza, lo que le llevará a reclutar a un muy particular grupo de "cazadores". Se trata de un magnate que ha dedicado su fortuna a crear un archivo propio sobre posibles objetivos para llevar a cabo su particular vendetta.
Como digo, esta serie aborda temas delicados, como son el Holocausto y el antisemitismo, ambos tratado de una forma que no pretende abrumar al espectador. No esconde los hechos o la realidad política de estos hechos, pero sí busca la manera de que sea más "digerible", apostando en otros momentos por escenas de humor negro bastante surrealista y en tono de auto-parodia (siempre desarrollada desde el respeto). Este humor negro es muy "tarantiniano" y sirve como contrapunto a la dureza de los temas centrales y de fondo.
Pero el pilar primordial de este producto es sin duda la venganza, concepto que se explora a través de la figura de Jonah, un chico que se ve sometido a una prueba moral de gran calado en la que se juega su futuro como persona. En ese sentido la propuesta resulta algo manida, puesto que no es la primera vez que se nos muestra esta premisa de joven inocente que debe elegir entre la bondad y la supuesta maldad...
Una de las bazas de la serie es la presencia de Al Pacino, que da vida al jefe de la banda de cazadores de nazis. Este papel le viene bastante al pelo, ya que nos muestra de nuevo a personaje de doble moral que el actor ha dado vida en innumerables ocasiones. Siempre es un reclamo tener a un actor así en una serie, más siendo un grande entre grandes.
En resumen: una serie entretenida que intenta ser transgresora y distinta, algo que logra a medias, dejando la sensación de que se queda entre varias aguas y que se pasa de frenada en algunas ocasiones. Habrá que ver si en la segunda temporada despega definitivamente, de momento se deja ver de forma holgada.
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