domingo, 19 de abril de 2020

SOLO ANTE... "LA CASA DE PAPEL"

Hay muchas series que acaban muriendo de éxito. Son aquellas que repiten sin cesar la receta inicial que les llevó a la cima hasta que las audiencias se cansan de la fórmula y dejan de seguirlas. Pues bien, "La Casa de Papel" tiene todas la papeletas para entrar de lleno en la categoría que he mencionado: 

No cabe duda de que La Casa tiene virtudes para estar donde está. Son esas cualidades las que mantienen a esta producción dentro de los limites de lo soportable, escondiendo de paso las carencias de unas tramas que apenas se sostienen y que comienzan a mostrar demasiadas carencias y falta de ideas. El modelo no está agotado del todo pero empieza a agotarse a ojos vista. 

Concretando un poco más diré que la última entrega de La Casa es un "más de lo mismo" sin ningún tipo de disimulo. Es más, los creadores de la serie no han tenido problema en copiar el argumento de la primera parte de la serie para hacer un refrito más espectacular y grandioso. Un espectáculo de fuegos artificiales que sigue exprimiendo los frutos del éxito sin rubor.

En este caso el plan alocado del atraco nos va regalando giro imposible tras giro imposible, trufando la narración con flashbacks cuya única función es la de recuperar a Berlín como personaje fetiche. Es un personaje tan bueno que no podían dejarlo en el olvido (dejando de lado que Palermo -el nuevo Berlín- no tiene el mismo carisma) y se asume la necesidad de seguir estirando el chicle de su presencia.

Las situaciones actuales recuerdan poderosamente al pasado, cambiando algunas caras y detalles, pero siempre dentro de los terrenos conocidos y explorados de sobra. El asunto escama pero hay que reconocer que hay algo en esta serie que tiene pegada, que logra maquillar sus lacras... son sus personajes, el sentido del humor... una forma de narrar que consigue que te olvides de los evientes errores y excesos... 

Hablando de una serie que se sostiene básicamente sobre los personajes, los únicos que no me resultan ya algo cansinos son Nairobi, con una Alba Flores que se come a todos los demás con patatas, Berlín (por supuesto) y el gran Helsinki. Los demás empiezan a hacerse cargantes y carentes de la gracia de los inicios. Y lo más grave es que el trasfondo psicologico que se pretende explorar en ellos resulta fallido, forzando situaciones para rascar algo de donde realmente no hay. 

Hay algunos personajes nuevos que mejoran el nivel. Yo destacaría el papel de Fernando Cayo como el Coronel Tamayo, quizás lo mejor de esta tanda de episodios. Tampoco está mal Najwa Nimri como Alicia Sierra, aunque en este caso su personaje es demasiado exagerado para mis gusto.

Resumen: no cabe duda que la serie ha perdido ya el factor sorpresa de sus comienzos. Los personajes y ano suenan tan frescos y las situaciones se repiten. Los golpes de efecto ya no cuelan tanto y ya comienzan a haber un tufillo a ya visto que es muy peligroso. Puede que me equivoque pero no le veo buen futuro a La Casa de Papel. Ojalá sus creadores sepan retirarse a tiempo y darle un final digno, que bien se lo merece. 





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