martes, 25 de junio de 2019

SOLO ANTE... "CHERNOBYL".


Está muy de moda poner por las nubes cualquier serie que destaca un poco por encima de la media (o ni siquiera eso). Hay casos en los que incluso se llega a comparar producto con otros que no tienen nada que ver. Un ejemplo, ¿En qué se parece una miniserie con una serie de 8 temporadas?... ¿y una serie épica a una de temática criminal?... Se obvian géneros, duración, etc. en un ansía por descubrir lo nuevo “mejor” de… Una locura.

Eso ha pasado con Chernobyl, una miniserie de HBO que ha irrumpido en el panorama de la TV como un terremoto que parecía que iba a arrasar con todo. ¿Es para tanto?... Bajo mi punto de vista, no. Estamos ante una gran historia, con muy buenos actores, muy entretenida, pero de ahí a hablar de Obra Maestra va un mundo.

Chernobyl destaca por un plantel de actores y actrices notable (quizás lo mejor de todo) y gran despliegue de medios.  Ingredientes suficientes para que merezca la pena verla, pero quizás se queda un poco corta a la hora de hacer justicia a tanto halago vertido en los medios de comunicación que la encumbrado de forma un tanto exagerada.



Estamos ante una serie que pretende ser lo más “realista” posible (aunque los rusos hablen en inglés), funcionando casi como un documental sobre el accidente atómico más grave de la historia. La trama abarca los momentos iniciales del suceso hasta varios meses después, indagando en las causas y las consecuencias que tuvo. Y lo hace a través de los ojos de dos personajes que estuvieron en primera línea: Boris Scherbina y Valery Legasov, responsable político y científico jefe que estudió el caso desde sus primeros pasos.

La trama de la serie se centra en 2 aspectos básicos: la política y la solución técnica del problema. Se buscan culpables y medidas paliativas, mientras el país se empieza a dar cuenta de la magnitud del desastre. Aparecen (casi de refilón) las perspectivas de dos personas de la calle: un bombero y su esposa y un joven que va a la "zona 0" a eliminar animales domésticos contaminados. 

El primer episodio es, con diferencia, el mejor de todos. En los primeros momentos del accidente se puede palpar el error subyacente que se va a desarrollar en las siguientes horas. A partir de ese momento, y en los siguientes capítulos, se alejan de ese "shock" inicial para ir dejando paso a la reflexión sobre las causas del suceso. Asoma entonces el elemento político/moral, la reflexión sobre la arrogancia humana y nuestra capacidad (o incapacidad) para asumir errores y pedir perdón (o como la política se pone por encima de las personas y su bienestar, algo aplicable a la URSS y al bloque capitalista).

En resumen: un buen producto que podría haber sido mejor si se hubieran estirado los primeros momentos del accidente (los más tensos), en los que el espectador es consciente de la gravedad de los hechos, no así los personajes. A medida que la narración se separa de ese momento, la tensión se va perdiendo y se centra más en aspectos técnicos y repercusiones políticas.

Una miniserie para ver del tirón y disfrutarla, porque merece mucho la pena.

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