viernes, 9 de agosto de 2019

SOLO ANTE... "LA CASA DE PAPEL".

Tras el visionado de la primer temporada de La Casa de Papel, serie “del momento”, vamos a darle un repasito necesario y lo más completo posible:

La trama de la serie se centra en un robo, más concretamente en el ambicioso plan para entrar en la Casa de la Moneda y sacar un botín de cientos de millones de euros. El ideólogo de dicho plan es un misterioso personaje conocido como El profesor, que recluta para su causa a una cuadrilla de tipos y tipas de lo más variopinto del sustrato criminal…

Valoración:

Cuando se habla de series se debería hacer una separación entre lo que es una buena serie y buen producto televisivo. Las primeras son aquellas en las que  lo más importante es la historia que se ofrece al espectador, cuidando al máximo los detalles. Por el contrario, un buen producto televisivo es aquel cuya razón de ser es “vender”, sin importar demasiado los medios que se usan para el objetivo final (el fin justifica los medios). Es decir, podríamos hablar de calidad frente a “cantidad”, siendo este análisis un tanto simplista (ya que hay series que son buenas y buenos productos televisivos, aunque no sean muchas).

Enlazando con lo anterior, La casa de papel tiene todo para ser el “hit del verano” (o del invierno): personajes molones, acción; sexo, drogas y Rock and Rol, etc. El “postureo serial” es lo que más brilla y llama la atención, pero al rascar un poco se ven algunas carencias importantes.

El plan del robo parecer ser maquinado por la mente preclara pero hace aguas desde el minuto uno. Las soluciones a los mil problemas que van surgiendo son de lo más surrealista, por no hablar de la escasa “profesionalidad” de los peones del Profesor (que no dejan de salirse de las normas establecidas desde el comienzo del atraco). Un desastre que va de mal en peor sin saber muy bien por dónde van los tiros, aunque dejando la puerta abierta a que todo se una gran puesta en escena que sirve al Gran Plan (o que van más allá del mismo).


Efectismo y show hay para aburrir. Los personajes molan (de hecho es una serie claramente “de personajes”) y sus dislates hacen gracia y atraen, aunque las situaciones en las que se ven sometidos sean un tanto grotescas. El jefe de atracadores enamorado de la jefa de policías, líos de faldas entre los ladrones y los rehenes, rehenes que se pasan al otro bando… Una locura.

El asunto es que este tipo de series acaban siempre por morir de éxito, devoradas por los personajes. Es una constante. No tienen más futuro que el del siguiente golpe de efecto, a no ser que haya algún giro que pueda dar sentido a todo lo que está pasando (algo que dudo bastante)…

Lo que no se le puede negar a La casa de papel es que tiene una identidad propia, algo que no es baladí. Desde el minuto uno se ven unos ingredientes claros que se van repitiendo a lo largo de la serie y que la hacen distinta. Esto ya de por sí tiene su mérito, te guste o no lo que estás viendo.. Tiene ritmo, algunos episodios geniales, buenos actores, etc. No es un desastre total y si hubiera tirado por otro lado, quizás hablaríamos de un pedazo de serie. Una pena que no haya sido así.

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