Tras el visionado de la primer temporada de La Casa de Papel,
serie “del momento”, vamos a darle un repasito necesario y lo más completo
posible:
La trama de la serie se centra en un robo, más concretamente
en el ambicioso plan para entrar en la Casa de la Moneda y sacar un botín de
cientos de millones de euros. El ideólogo de dicho plan es un misterioso
personaje conocido como El profesor, que recluta para su causa a una cuadrilla
de tipos y tipas de lo más variopinto del sustrato criminal…
Valoración:
Cuando se habla de series se debería hacer una separación
entre lo que es una buena serie y buen producto televisivo. Las primeras son aquellas en las que lo más importante es
la historia que se ofrece al espectador, cuidando al máximo los detalles. Por el contrario, un buen
producto televisivo es aquel cuya razón de ser es “vender”, sin importar
demasiado los medios que se usan para el objetivo final (el fin justifica los
medios). Es decir, podríamos hablar de calidad frente a “cantidad”, siendo este
análisis un tanto simplista (ya que hay series que son buenas y buenos
productos televisivos, aunque no sean muchas).
Enlazando con lo anterior, La casa de papel tiene todo para ser el “hit del verano” (o del
invierno): personajes molones, acción; sexo, drogas y Rock and Rol, etc. El
“postureo serial” es lo que más brilla y llama la atención, pero al rascar un
poco se ven algunas carencias importantes.
El plan del robo parecer ser maquinado por la mente preclara
pero hace aguas desde el minuto uno. Las soluciones a los mil problemas que van
surgiendo son de lo más surrealista, por no hablar de la escasa
“profesionalidad” de los peones del Profesor (que no dejan de salirse de las
normas establecidas desde el comienzo del atraco). Un desastre que va de mal en
peor sin saber muy bien por dónde van los tiros, aunque dejando la puerta
abierta a que todo se una gran puesta en escena que sirve al Gran Plan (o que
van más allá del mismo).
Efectismo y show hay para aburrir. Los personajes molan (de
hecho es una serie claramente “de personajes”) y sus dislates hacen gracia y
atraen, aunque las situaciones en las que se ven sometidos sean un tanto
grotescas. El jefe de atracadores enamorado de la jefa de policías, líos de
faldas entre los ladrones y los rehenes, rehenes que se pasan al otro bando…
Una locura.
El asunto es que este tipo de series acaban siempre por morir
de éxito, devoradas por los personajes. Es una constante. No tienen más futuro
que el del siguiente golpe de efecto, a no ser que haya algún
giro que pueda dar sentido a todo lo que está pasando (algo que dudo bastante)…
Lo que no se le puede negar a La casa de papel es que tiene
una identidad propia, algo que no es baladí. Desde el minuto uno se
ven unos ingredientes claros que se van repitiendo a lo largo de la serie y que
la hacen distinta. Esto ya de por sí tiene su mérito, te guste o no lo que
estás viendo.. Tiene ritmo, algunos episodios geniales, buenos actores, etc. No
es un desastre total y si hubiera tirado por otro lado, quizás hablaríamos de
un pedazo de serie. Una pena que no haya sido así.
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