Como me quedaron ganas de más (de mucho más), vuelvo al redil de Noche y día, serie que me dejó un grato sabor de boca en su primera entrega:
Tras los acontecimientos de la entrega incial, los personajes siguen con sus vidas y sus tribulaciones. Sara Grau inicia una relación con Aitor y parece que las cosas empiezan a irle bien, pero la aparición del cadáver de un niño hará que su existencia se vuelva a complicar sobremanera.
El hallazgo pone en marcha una serie de acontecimientos en los que sacarán a la luz oscuros secretos de importantes personajes de la política de la ciudad de Barcelona, al tiempo que pone en jaque la vida de los protagonistas.
Valoración:
Tras un inicio demoledor, tenía curiosidad por saber cómo iban a seguir con Noche y Día los creadores de la serie. La apuesta ha sido asegurar la continuidad, haciendo algunos cambios (necesarios) y manteniendo lo que había funcionado anteriormente, que era casi todo.
El resultado es que la serie gana claramente en madurez (más aún) en la puesta en escena, a la vez que ha perdido cierta frescura de la novedad, algo que era de esperar. Todo está mejor contado, es más sólido y más “serio” pero quizás falta un poquito del impulso inicial, eso que enamoraba en su primera entrega y que se echa un poco de menos en esta.
Pero obviando lo anterior, Noche y día vuelve a dar una lección de saber contar historias. Historias personales e historias criminales. Las primeras siguen apasionando y las segundas mantienen el interés y el suspense, aunque ocupando siempre un segundo lugar.
En el retrato de los protagonistas en el ámbito en el que la serie vuelve a obtener un sobresaliente alto. Los que ya estaban siguen siendo reconocibles, aunque más maduros y adustos (sobre todo el personaje de Aitor). Los nuevos aportan su granito de arena en lo que humanidad se refiere, siendo tan contradictorios como podemos ser todos y ofreciendo contrastes y aristas. Entre los últimos destaca el sicario al que da vida el gran actor José María Pou, que hace un trabajo espectacular.
Siendo algo inferior a la T1, la segunda entrega de Noche y día mantiene el tipo sobradamente y demuestra que se puede “innovar” sin dejar de ser fiel a un determinado género (en este caso el género negro). Es una serie que se toma en serio lo que cuenta y cuida los detalles, sin pasar nada por alto. Un producto de alta calidad muy complicado de encontrar en la TV actual. Una joyita.
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